¿Qué hace un catalán en paro en un pueblecito a 100 km de donde Buda perdió la sandalia?

He llegado aquí para colaborar con ASSIST, una ONG india que ayuda a las comunidades rurales desde su base, y, por qué no, también para conocer la cultura del país, ver su situación y viajar un poco. Lo demás ya vendrá...

Si queréis consultar la web de la ONG:

www.assist.org.in

En la sección About us/Strategy os podéis hacer una idea aproximada de cómo trabajan.

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Chilakaluripet, Guntur District, Andra Pradesh, India

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lunes, 14 de marzo de 2011

Un fin de semana que te cagas

El sábado 5 de marzo al mediodía (aquí se trabaja de lunes a sábado, qué añoranza de esos viernes en que hacía jornada intensiva en el CSIC :P), estaba yo comiendo con el director de la ONG y la directora de proyectos, con la perspectiva de un fin de semana tranquilo ante mí, cuando de golpe el director me suelta que prepare mis cosas que me voy con él todo el fin de semana a una reunión del Rotary Club del distrito de Guntur. Ya van dos veces que me hacen un secuestro express de este tipo, parece que aquí se lleva el no avisarte de nada y de golpe decirte "nos vamos a tal sitio"... Según el director, había una cena aquella noche pero él se iría después, así que yo podía quedarme en su habitación y aprovecharla para el domingo porque el sitio era chulo. Así que pintaba bien la cosa... por el momento.

Cogimos el coche y para allá que nos fuimos, tras un par de horas de viaje llegamos a Vijayawada, una ciudad de por ahí bastante importante (tiene aeropuerto). 

Luego cogimos un bote que nos llevó a una especie de resort turístico que pertenece al gobierno, un sitio bastante chulo aunque, como todas las construcciones indias que he visto por ahora, con un notable toque entre cutre y decadente que no se aprecia en las fotos de lejos. 
En la casita de la foto se celebraba la susodicha reunión; Ranga (el director) y yo llegamos durante una pausa, en que se tomaba té, café y pastas en el pequeño porche de la entrada. De nuevo, me vi entre una multitud de indios que no conocía de nada, fueron amables por eso y algunos se me presentaron o me dieron conversación. Al cabo de poco entramos en la sala y el acto prosiguió; había unos treinta en total (todo hombres) sentados en una gran mesa de conferencias o en su derredor. Hacia el final de la reunión, el director me presentó ante todos como un especialista ambiental que colaboraba con ASSIST, así que de golpe pasé de observador anónimo a estrella invitada, ahí en medio, con el presidente entregándome un pin y una cartera (muy chula por cierto) y haciéndome una foto con él a lo político (mirando a la cámara y sonriendo mientras nos dábamos la mano). Después la situación surrealista se prolongó cuando los 30 indios, morenos, bigotudos y encamisados, se hicieron la foto oficial en unas escalinatas de ahí en plan foto de fin de curso, y por detrás de uno aparecía yo a lo "Busca a Wally", paliducho pero sonriente. Lástima que no tengo esa foto, si la consigo la colgaré.

Después del acto hubo una pausa de una hora antes de la cena. Me acompañaron a la habitación, situada en una especie de bungalows emparejados, realmente era muy chula y grande aunque también tenía algún detalle cutre que contrastaba con la suntuosidad del conjunto (como una lámpara rota, una tubería recubierta con cinta aislante en medio del baño, etc.). Al poco de llegar llamaron a la puerta y se presentó un miembro del Rotary que dormía en la habitación de al lado. Charlamos un poco y luego me eché media hora, que fue realmente lo único que disfruté de la habitación. Pero no nos adelantemos. 

La cena fue en la cubierta de un barquito, estuvo bien. La comida era fuerte pero estaba buena, y aunque no me enteraba de la mayoría de cosas (hablaban en telugu), tanto mi compañero de bungalow como otros dos miembros del Rotary cuidaron de mí, y me dieron bastante conversación. Así que yo me animé bastante, me iban sirviendo cerveza y comida de modo que le iba dando. Ellos iban alternando discursos, canciones, bromas... Aunque estaban bastante apalancados, se nota que eran treinta tíos entre cuarentones y cincuentones. Y yo por ahí en medio... Por supuesto, cantaba más que un nudista en un convento. 




Al salir del barco resultó que aquello sólo había sido el aperitivo, con lo cual vengaaaaa, más comida... En un momento de bajar la guardia (comprensible, pues todo era diferente y caótico, gente hablándome que casi no entendía, muchos estímulos nuevos...) me dieron a probar un trozo de fruta que no sé si estaba pelada y que quizá originó el desastre.

Antes de irme a dormir quedamos en que al día siguiente algunos de ellos me acompañarían a un templo (genial, pensé). Al cabo de poco de llegar a la habitación, tuve que hacer una visita al baño. Luego otra, y otra... La cosa fue empeorando durante la noche, y al poco me di cuenta de que había pillado una gastroenteritis bien gorda. Al cabo de media hora de beber agua para no deshidratarme, automáticamente el agua salía de mi cuerpo sin que pudiera evitarlo. ¿Qué debía hacer? Pensé que a la mañana siguiente ya vería.

Al cabo de seis horas de acostarme, llamó a la puerta  mi compañero de bungalow. Dijo que después vendría alguien a buscarme para ir al templo, que me vistiera. Al inquirir quién y cuándo, no me dio información, así que no me quedaba otra, me duché y me vestí. Me encontraba fatal pero pensé que quizá podía ir al templo y luego descansar tranquilamente en la habitación. Ingenuo de mí... Al cabo de un rato vino un empleado del hotel, ni papa de inglés para variar, con lo cual no pude pedirle información, agua ni papel de water (me quedaba un clínex que por suerte Santa Teresa me dio antes de marcharme, qué haría yo sin ti). Aquí un inciso para quien no lo sepa: en la India la gente come con la mano derecha solamente, es de mala educación tocar la comida o hacer según qué cosas con la izquierda, ya que es la mano impura... Adivinad el porqué. Una pista: no usan papel de water. A lo sumo, agüilla de un cubo o una especie de miniducha que hay en los sitios más "deluxe". Así que me quedaba un clínex, totalmente insuficiente en caso de una nueva emergencia, con lo cual, para evitar que ésta sucediera, opté por no beber agua, de modo que obviamente me encontraba aún peor.

Sin tener más remedio, fui tras el empleado y me reuní con algunos del Rotary. Les dije que me encontraba mal pero que iría, aunque no sé si se enteraron mucho. La visita al templo fue bastante pesadillesca, estaba lleno de gente y me daba miedo de que me diera un jamacuco en cualquier momento. Por suerte pagaron y entramos a lo VIP ahorrándonos la larga y multitudinaria cola que se apretujaba en una especie de pasillo enjaulado. Tras una corta excursión descalzos (está prohibido entrar con zapatos, que son considerados impuros para variar) entramos en el templo y al poco fuimos empujados a una especie de antesala muy bonita, de paredes plateadas ornamentadas con filigranas y grabados. Al fondo, había una especie de pequeña estatuilla con un monje custodiándola, el cual me bendijo con una especie de cacerola en la cabeza y luego un tipo con ametralladora nos conminó a marcharnos. Había un cuenco con eso rojo para ponerse el punto el la frente, lástima que con las prisas me di cuenta luego...

Después, la pesadilla continuó en forma de desayuno en un barco más pequeño que el anterior, yo obviamente no podía ni ver la comida aunque algunos me ofrecieron. Pasé la hora y pico rezando para que no me cogiera una "urgencia" allí en medio, ya que en el barquito no había baño... Después hubo unas tres horas de actos de Rotary, que me pasé dando cabezadas ya que me encontraba exhausto; pensé que a lo mejor estaba dando mala imagen pero no podía evitarlo. Me hubiera gustado quedarme en la habitación, pero había que devolver las llaves, así que tampoco hubiera podido...  Tras finalizar la reunión hubo otra comilona, afortunadamente de pie, de manera que me mantuve lejos de donde se servía. La gente no paraba de decirme, hasta tres y cuatro veces, que fuera a comer. Entre lo mal que me encontraba y lo pesados que eran, al final me encontraba exasperado, y ya no sabía cómo decir que no sin empezar a mencionar a sus madres, así que como habían sido muy amables conmigo opté por no usar la violencia verbal y me hice menos visible acurrucándome en un banco tras una pared.

Al fin, tras el corto viaje en barquito que nos había de devolver a la ciudad, cogimos el coche. Me pasé todo el trayecto durmiendo, y al llegar a mi habitación en Chilakaluripet seguí durmiendo. A pesar de haberme preparado suero fisiológico, parecía que mi estómago era incapaz de retener nada, hasta que, cuando estaba a punto de echar mano del Fortasec, alias-tapón-en-el-culo, me comí un par de galletas TUC que obraron el milagro.

P.D.: Mi estómago estuvo mal unos días más, y ayer, tras una semana, fue el primer día que digerí en condiciones. La comida no es muy muy picante pero sí es muy fuerte... Todo con chili, pimientos, especias...

P.P.D.: No tengo fotos del domingo, las borré sin querer... De todas formas en el templo estaban prohibidas las cámaras.


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